Purdah II – Imaginen … XLIII.

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¿ Recuerdan a la mujer que fue el centro de la narración en el texto anterior ?

Imagínenla en un área de descanso en aquel edificio de aquella empresa, en un sillón sentada, observando a quienes también habrían acudido a tal espacio recreativo y por su lado transitaran o a ella dirigiesen un saludo o en círculo pasearan frente a un ventanal, un tranquilizador vaso de plástico en la mano.

Ha de saberse.

Ha de saberse.

Ha de saberse.

Ha de saberse.

Ha de saberse.

Ha de saberse.

Se repetiría.

Va a saberse.

Y se sabría.

 

Imaginen … la Razón por la Lógica. XXXVIII.

La validez de una afirmación cuyo contenido contradice los contenidos de afirmaciones previas descansa en el hecho de que ahora defiendo aquel otro contenido.

Enunciado acaso producido por un empresario o director de colegio privado. Imaginen que la Razón variara en la fluctuación de lo conveniente. La Razón parecería ser, entonces, una abstracción, continuamente modificado su espectro por Lógicas adaptativas.

Imaginen que en la finalidad del beneficio económico, el medio fuera un niño, una niña. Imaginen a madres y padres cuya fe en el espectro de la Razón impidiera reconocer que su contenido es sólo la proyección de la Lógica de la oscilación económica.

Pero imaginen que no. Que lo reconocieran.