Imaginen … la casa de la bruja. CXVIII.


Resonancia de los pasos desde el barato enlosado que camináis. Mas proviene de quienes alguna vez lo recorrieron. Vuestros pasos, docentes de centro privado, habrán su resonancia, igualmente, desde otros pasos.

 Pero acaso esta otra omisión os acaece: lo que percibís es el eco de la resonancia de vuestros pasos desde aquellos con quienes aún transitáis vestíbulos.

Imaginen … la categoría y la especie. CXIV.


Una mujer anciana mendigaba comida ante una detenida verdulería ambulante; tras aparentar brevemente un cálculo, el vendedor levantó una cebolla en la mano y la tendió. La mujer tomó la cebolla y, mirando en los ojos del hombre, la descascarilló primero y comenzó a comérsela después.

 Profesor, profesora, de centro privado: te clasificas en la misma categoría de la comprensión y en la misma especie. En la sociedad de la competición la percepción de la distinción mueve el afán y él da valor a las posiciones prefiguradas. Es lo que llamas voluntad y subjetividad su triunfo.

 Imagina …

Imaginen … el escalofrío. CXI.


Empleados y empleadas del centro privado registran en línea valoraciones de cinco estrellas.

 Empleados y empleadas del centro privado – en él treinta años de hacendosa historia -, registran en línea valoraciones de cinco estrellas.

 Familiares de empleados y empleadas del centro privado registran en línea valoraciones de cinco estrellas.

 Uno de los empleados del centro privado, franquista de llavero y adhesivo, erige en línea una torre de vigilancia en la apariencia de una valoración de cinco estrellas.

 El mismo empleado del centro privado, franquista de llavero y adhesivo, fija en línea así, también, instrucciones en la apariencia de una valoración de cinco estrellas.

 Hay varias formas del terror en los párrafos anteriores.

 Escalofrío, ya en su pantalla amiga.

 Imaginen …