Imaginen … la deontología de un colegio privado. CXXI.


Me apenó. Acaso enfermo, el perro parecía haber perdido el sentido del olfato y, sobre la acera, el hueso ante él quedó inatendido. Y se alejó. Había sido, diría, el entusiasmo de sus compañeros de calle lo que le animó a acercarse también. Y que comían.

 Espero que no, que fuera sólo un resfriado, que no le acontezca el hambre y el abandono. Por aquí se aíslan en los solares sin edificar, en su maleza, y mueren. Se sabe pronto. 

 Imaginen …

Imaginen … la casa de la bruja. CXVIII.


Resonancia de los pasos desde el barato enlosado que camináis. Mas proviene de quienes alguna vez lo recorrieron. Vuestros pasos, docentes de centro privado, habrán su resonancia, igualmente, desde otros pasos.

 Pero acaso esta otra omisión os acaece: lo que percibís es el eco de la resonancia de vuestros pasos desde aquellos con quienes aún transitáis vestíbulos.

Imaginen … la categoría y la especie. CXIV.


Una mujer anciana mendigaba comida ante una detenida verdulería ambulante; tras aparentar brevemente un cálculo, el vendedor levantó una cebolla en la mano y la tendió. La mujer tomó la cebolla y, mirando en los ojos del hombre, la descascarilló primero y comenzó a comérsela después.

 Profesor, profesora, de centro privado: te clasificas en la misma categoría de la comprensión y en la misma especie. En la sociedad de la competición la percepción de la distinción mueve el afán y él da valor a las posiciones prefiguradas. Es lo que llamas voluntad y subjetividad su triunfo.

 Imagina …